lunes, 10 de septiembre de 2007

Entrevista Ulises Garsú

Ciencia y Tecnología
Entrevista al científico Ulises Garsú.

A partir del relato de la hazaña de Syder Guiscardo, nos interesamos en el tema de las propiedades vigorizantes del agua de Balcarce. Anoticiados que aún está entre nosotros (digamos que aun está vivo) el Farmacéutico Ulises Garsú -primer investigador en abordar este tema- nos dirigimos a su casa en las afueras de la bellísima ciudad de Balcarce para entrevistarlo.

Nos sorprendió gratamente encontrarlo lúcido y jovial con sus 98 años y nos sorprendió más aún su novia Erika, una voluptuosa morocha de 20 añitos. Pasamos a transcribir la entrevista al célebre científico.

Buenos días Don Ulises, ¿como anda?
De a pié nomás mijito, tengo el falcon en el taller.

Venimos a hacerle algunas preguntas acerca de las propiedades vigorizantes del agua de Balcarce. Tenemos entendido que fue usted el primero en estudiarla con rigor científico…
Así es muchacho, o mejor dicho así fue hace como cincuenta años cuando me encontré con los efectos de esta agua milagrosa, medio por casualidad. En esos días, Syder Guiscardo, un muchacho de mar del plata que trabajaba en la pileta del Sportivo, ganó la carrera de mar abierto Mar del Plata-Miramar. La ventaja fue tal que algunos malpensados lanzaron el rumor de doping, así que me convocaron para efectuar los análisis respectivos. Analicé, analicé y nada encontré. El muchacho, rápido como un refucilo estaba limpio como una monjita. Sólo me llamo la atención que la muestra, es decir la Syder-meada, se encontraba a una temperatura de 87 grados centígrados. Sepa usted que esto es algo inusual para un ser humano.

¿Cómo llegó a la conclusión que la inusitada energía del nadador provenía del agua balcarceña?
Ah, eso fue muchos años después. Me encontraba colaborando en los XXXI juegos inter-escolares en el club Sportivo Balcarce…

¿Estaba en el gabinete médico, a cargo del control antidopping?
No, estaba atendiendo el kiosco de choripán de la cooperadora de la escuela 17, cuando pude ver con mis propios ojos un caso calcado al de Guiscardo. Se trataba del alumno de 6to grado Tito Galván, que sin entrenamiento ni experiencia alguna, ganó la carrera de fondo a bordo de sus botines sacachispas. Este chico, rápido como un refucilo (igualito que Guiscardo), terminó tan ligero como comenzó, y arribó a la meta con una ventaja de 6000 metros en una carrera de 7000 metros!!!!. (N del P: el Dr. Garsú se queda en silencio)

Disculpe Dr. Garsú, pero es mi deber de periodista repreguntarle: ¿Cómo llegó a la conclusión que la inusitada energía de estos atletas provenía del agua balcarceña?
¡Mierda, Carajo! Ya te voy a contar. Si supieras algo del método científico ya te hubieras dado cuenta ¡soquete!. Tenía dos realizaciones del mismo fenómeno, sólo tenía que encontrar los factores comunes a ambos casos. Comencé a descartar, a descartar, hasta que llegue a la conclusión que la energía provenía del agua.

No se caliente Don Ulises, pero yo he tomado agua de Balcarce durante todo el día de hoy y no he notado ningún efecto energizante. ¿Cómo puede explicar esto?
Escuchá pibito insolente, NO toda el agua de Balcarce tiene propiedades vigorizantes. Solo un agua particular, que ahora se denomina “Agua Garsú (MR)”, tiene estos efectos. Me llevó 20 años encontrar el manantial de “Agua Garsú” que puedes comprar aquí mismo, envasada en estas hermosas botellas plásticas.

No le pido que me precise el lugar, pero sí me interesaría saber como llegó al manantial.
Buehh…, evidentemente usted no sabe nada de investigación. Encontré el lugar por aplicación directa del método científico. En aquel momento sólo sabía que existía algún agente vigorizante (aún no había determinado que era el agua), así que tenía que seguir un rastro, una traza de vigor.
El primer indicio fue un perro caniche que encontré abotonado a una ternera Holando-Argentina. Ahí cerquita nomás ví un tero que hacia recular a un chancho. Todo esto me indicaba que estaba cerca, así que me quedé una tarde siguiendo a estos animales y haciendo todo lo que ellos hacían. Así comprobé que tanto los trocitos Dogui como las lombrices, son de un sabor espantoso y no tienen poder energético alguno. Pero también encontré que el agua de un roñoso charquito me puso como loco. Luego todo fue muy simple, utilizando mis conocimientos de farmacéutico, arrojé un trazador de mi invención: el “Coloradato de Metito” en el charco y encontré la fuente primaria de agua.

… ¿de Metito? No será ¿de Metilo?
Escúcheme mocoso insolente, a ese trazador lo inventé yo y le puse el nombre que se me medió la gana. Como además de insolente es ignorante, usted no se dio cuenta que se trata de un trazador muy particular, pues deja su trazo aguas arriba, es decir contra la corriente. Le puse “de Metito” en homenaje al rengo Metito, que supo tener un almacén en la calle 11: además de rengo era muy contrera y estaba siempre en contra de la corriente. Por si no lo advirtió; el término “coloradato” tampoco respeta la sintaxis química: le puse “coloradato” porque es de color azul.

Estimado Dr. Garzú, aún no me queda claro cómo Guiscardo y Galván tuvieron acceso a esta agua. ¿Conocían el manantial?
No, ellos se inocularon con el agua de casualidad nomás y nunca supieron donde. Con el tiempo descubrí que estos dos atletas ocultaban una fea costumbre: tomar agua de los charcos. En alguna época de lluvias fuertes, es probable que los charcos cercanos al Club Sportivo tuvieran una concentración considerable de agua vigorizante, dado que el manantial no está muy lejos de esta institución deportiva.

Es importante hacer aquí una aclaración. Tanto Syder como Tito, de por sí eran excelentes atletas, el agua sólo los potenció. Esto es general, por ejemplo, el “Turco” Alcoyana, cuando está bebido, escribe hermosa poesía; mientras que el “Chuleta” Martinez, cuando esta borracho no produce más que eructos y asquerosas ventosidades

Bueno, Don Ulises, le agradecemos su paciencia y nos despedimos hasta nuestra próxima visita.
Bien, si no va a comprar nada, vaya nomás, y mandemé un ejemplar de la revista.
Venga Erika, hágale unos mimos al amigo. - ¿Al periodista?. –No querida, el periodista ya se fue.

Enrike 2007

No hay comentarios: