domingo, 6 de marzo de 2011

Verdad en Custodia


En Balcarce existía un antiguo mito: aquel que lograra hacer dos compras consecutivas en la farmacia Rapacini pagando justo, es decir sin que le queden debiendo algún centavo o sin llevarse alguna pastilla de eucalipto, accedería a una gran revelación. El guardián de esta verdad era el propio Rapacini. El primero en intentarlo fue Marmorato, quien se dirigió al comercio con cambio, monedas y muy seguro de volver con la verdad.

-Una caja de cafiaspirina.  
–Son 1.25 
-Aquí tiene 1.25.  
Sintiéndose ya ganador, le pide:
-Ahora déme una cirulaxia 
-Son 5.34 
-Disculpe, pero no tengo monedas de 1 centavo, ¿puedo darle arandelas de 1/8?. 
-No caballero, discúlpeme usted porque le quedo debiendo 1 centavo.

Esa misma tarde comienza la caza de monedas de 1 centavo. Los muchachos obtuvieron varias de la fuente de la municipalidad y prepararon a su mejor matemático, el quinielero Soguita, con plata y cambio de distintas denominaciones para el encuentro. Inicia Soguita:

-Una caja de cafiaspirina (algo así como P4R).  
–Son 1.25 
-Aquí tiene 1.25.  
-Déme un tubo de calcevita.
-Son $4,541. 
-Bien, déme 10 tubos; aquí tiene $45,41 - y se acomoda sobrador en el mostrador.
El farmacéutico en ejercicio contrataca: -No, ¡por favor!, me está comprando 10 tubos, voy a hacerle un descuento del 7%, son $42,2313.
-Ya le hago un cheque.
-Aceptamos cheques sólo con compras mayores a $100.
-Bien, déme 26 tubos.
-Lo siento, sólo tengo 12.
-Está bien, se rinde Soguita y se va con aspirinas, calcevita y tres pastillas de eucalipto.

Finalmente llega la contienda de fondo: los colombófilos encomiendan al Dr. Garsú a la farmacia muñido de dinero, cambio y monedas. Rapacini, en cuanto lo vió entrar, comprendió que era el encuentro de su vida. Sin saludarse siquiera comienza Garsú:

-Una caja de cafiaspirina.  
–Son 1.25 
-Tome $1,25.
-Déme otra caja
-Cómo no, pero tome su dinero y devuélvame la caja anterior así le vendo una grande de 28. Son $2,30.
-Tome $2,30.
-Ahora déme dos cajas grandes de 28.
-Lo siento, sólo me quedan aspirinas sueltas.
-Bueno, deme 56. Aquí tiene $4,60.
-No Garsú, sueltas son un poco más baratas. Cuestan 15 por 1 peso. Son 3,733333333 pesos.

Garsú tenía resto, pero admirado por la jugada le ofrece tablas: -Déme un abrazo amigo Rapacini!
-Tengo 1.2 abrazos… pero se lo dejo en 1!

Así, la partida terminó en gran un abrazo farmacéutico. Tiempo después Rapacini y su habilidad se retiran de la caja y el mito quedó intacto, resguardado por prolijos profesionales y precisas tarjetas de débito.

En ese abrazo, algo le dijo Rapacini a Garsú en el oido. Nunca se conoció exactamente el secreto, pero parece que tenía que ver con mantener pequeñas deudas que nos liguen a las personas. Estas deudas, cuando no son enormes ni dolorosas, establecen sutiles lazos entre deudores y acreedores que los mantienen conectados. Por esto, los muchachos del Alas rara vez devuelven algo que les prestaron, pero al mismo tiempo prestan todo lo que poseen. En algún momento no tendrán nada propio, pero sí muchos amigos, deudores, acreedores, promesas y todo lo que necesitan para vivir.


Enrike, 2011.



martes, 18 de enero de 2011

Una mujer en el Alas

Una tarde de Balcarce, Soguita, Marmorato, Alcoyana y el Mirlo reflexionaban sentados en los lados de la pequeña mesa truquera del club Alas Balcarceñas. Sosa, el cantinero, ocupaba un vértice sentado en un banquito. Todos escuchaban atentamente al poeta Alcoyana disertando sobre la perfección en los recuerdos, cuando ingresa una joven señorita con bella minifalda. En dos pasos sus flagrantes pechos escapan, florecen, vuelan, planean y se posan libres en las fértiles fantasías de los habitantes del Alas.

Los muchachos quedaron desorientados, impactados; tanto como la señorita al verles sus caras de impactados. Era como encontrarse con un auto adentro de una carnicería o con un poema en un estudio contable.

Claudia fue la primera mujer en ingresar a la sala de truco del club. Las mujeres, para llamar a sus maridos a cenar, mandan a sus hijos o apenas se asoman, delantal arrugado en mano, y hacen una seña a través del vidrio.

-Buenas tardes, soy de Movistar. ¿Ustedes usan mucho el teléfono celular?

Mucho no, nada, pero sí nos interesa hablar por teléfono.

¿Tienen teléfono de línea?

No. Lo solicitamos a ENTEL en el 64. En el 70 trajeron ese aparato gris y blanco que está allí y no aparecieron más. Marmorato lo adaptó y lo utilizamos de timbre. Alguna vez también lo utilizamos como extensión del teléfono público del bulevar, pero el cable era muy largo y siempre se cortaba en algún lado. 

Como le decía, sí nos interesan las comunicaciones telefónicas. Nuestra principal necesidad es estar informados del momento en que las palomas son liberadas en las sesiones de entrenamiento que parten desde Quequén. Siempre vamos a lo de Nigro a esperar la llamada, pero nos vendría bien poder hacerlo desde aquí mismo.

Tengo la solución a sus necesidades. ¿Conocen la promo “habla que te enpomo”? Bueno, por sus caras, intuyo que no. Bueno, les cuento. Bueno, con esta promo Ustedes tendrán un teléfono celular de última generación, con 2 minutos libres, 2 horas mensuales de acceso a internet, dos casillas de correo y contestador automático con dos mensajes libres.

Alcoyana tomó la palabra para retener a la muchacha un rato y poder contemplarla. Lo hizo como un regalo a los muchachos y -hay que aceptar- un poco como alarde de su facilidad de expresión. 

Disculpe Señorita, pero no veo claras las ventajas de la promoción. Soguita, Marmorato y yo  somos de última generación. El Mirlo tiene dos pibes. Aquí los minutos son todos libres; así como las horas y los días. En cuanto a internet, cuando precisamos algo vamos a la farmacia del amigo Ulises Garsú y usamos tranquilos sin límite de tiempo. Allí actualizamos este blog y vemos porno tranquilos mientras tomamos unos tragos espectaculares que Garsú prepara a base de alcohol fino y esencias artificiales de todos los colores. Al Gancia y a la  Hesperidina los saca igualitos. El Fernet, aunque lo tomamos sin chistar, le sale espantoso; se nota mucho que lo hace con caramelos media hora.

Además, no quiero el contestador automático. Si hay algo que me gusta es contestar. Jamás entrego mis mensajes a estas máquinas crueles que repiten sin emoción y menos les confiaría que atesoren  mensajes dirigidos a mi. 

Sucede que el contestador es parte de la promo. Sin contestador sólo le puedo ofrecer la promo “paga para ver”, que también es perfecta para sus necesidades. Por $100 mensuales le dejamos el teléfono. No tiene minutos libres, no tiene internet ni contestador y puede recibir todas las llamadas que quiera por sólo $3 el minuto!

Escuchame piba; 100 mangos por mes y encima me cobrás las llamadas recibidas. Cuando las palomas largan de Quequén, reporta el tartamudo Quintitella. ¡La llamada nos va a costar una fortuna!

Podemos hacer una excepción $160 y llamadas recibidas ilimitadas!

Hacemos una prueba desde Quequén por mes. $60 son 20 minutos. Por más que se trabe, en menos de 5 Quintetella nos pasa la hora.

Bueno, pero con estos $60 adicionales usted puede recibir “todas las llamadas que quiera”

Sucede que sólo queremos recibir las llamadas de Quintitella. Creo que no nos vamos a entender. Otra cosa, ¿con este telefonito podemos sacar fotos?

¡Sí! ¡Tiene una cámara de 2 Mega píxeles con la que podés sacar unas fotos espectaculares!

Perfecto, ¿vos te desnudás?

¡No! ¡Por favor como me voy a desnudar!

¿Te bañás vestida?

Bueno para bañarme sí me desnudo. Pensé que era para sacarme una foto.

No, era sólo para que te desnudaras. Las mejores imágenes son las que quedarán en nuestras mentes y mejorarán con el tiempo. Mientras vos envejezcas, tu cuerpo en nuestro recuerdo será cada vez más perfecto. Las leyendas, los mitos y los relatos que  construiremos con este momento serán cada vez atrapantes. Construiremos una surrealidad donde tu cuerpo será apenas un punto de partida; una inspiración que crecerá con cada charla, con cada copa de este bar.

Una foto siempre será esa foto. Cualquiera podrá mirarla y será la misma foto para todos. El recuerdo de tu desnudez en mi mente será sólo mío y único, como será el de Marmorato, el de Soguita, el del Mirlo y el de Sosa. Algunos agrandarán tus pechos, otros tus caderas o tu cintura. La suavidad de tu piel superará la del plumón de pecho de un gorrión; y tus ojos, cada día más claros, cada día más oscuros, nos mirarán por horas sin pestañear.  El recuerdo de tus pechos será por siempre una fresca brisa para siestas de hastío. Tus pezones serán balas letales para nuestra melancolía; y cuando el día nos revuelque y la angustia nos niegue la inconciencia del sueño, nos abrazaremos fuerte a tu pubis, como a una esperanza.

A esta altura la chica ya estaba totalmente desnuda. Los muchachos, absortos con la charla de Alcoyana, no lo advirtieron hasta que el poeta introdujo una pausa cómplice. Absortos continuaron largo rato contemplando la hermosa muchacha desnuda. Luego, muy respetuosamente le alcanzaron la ropa y en vapor de magia poética se despidieron de la primera mujer que pisó el Alas.

La piba, aun algo confundida, se vistió y partió.

-Muchas gracias por todo, han sido ustedes muy gentiles. Fue un placer conocerlos.

Los muchachos cumplieron. Esta anécdota nació, creció, se reprodujo y continúa reproduciéndose en el Alas Balcarceñas. Cada vez más perfecta y más propia. Cada vez más real y alejada de la verdad.


Enrike, 2011.