jueves, 23 de octubre de 2008

Entrevista a Alcoyana

Sección Literaria
Entrevista al Poeta Alcoyana.

Volvimos a la bellísima ciudad de Balcarce, esta vez para entrevistar al turco Alcoyana, un importante poeta balcarceño. Concertamos la entrevista en un bar céntrico. Alcoyana llegó puntual, saludó, pidió un café que bebió en silencio de a cortos sorbos, mirando la hermosa Plaza Libertad a través de la ventana. Mientras, mi mente trabajaba frenéticamente intentando entender la situación. -Seguramente está creando algún poema; no sé si molestarlo para ingresarlo a mi entrevista o simplemente huir. Finalmente intento comenzar el diálogo. Creo que valió la pena.

¿Otro café Alcoyana?
No, sigamos con el mismo que está rico.

¿Es así con todo Alcoyana? Tengo entendido que es medio picaflor, es decir de cambiar.
Está totalmente equivocado. A mí siempre me gusta la misma mujer y jamás cambiaría. Estaría toda mi vida con la misma mujer, pero sucede que las mujeres cambian y mis gustos son siempre los mismos. Cualquiera sabe que la novia de los primeros meses difiere significativamente de la esposa con 10 años de casados, pero bueno, este es un ejemplo extremo para que usted entienda.

Como le decía, yo trato de estar siempre con la misma mujer. A veces la encuentro, pero luego de un tiempo la dama cambia y comienzo a buscarla en otras mujeres. Mi búsqueda es tan incesante como inexorable es el cambio en las mujeres.

¿Ha sido usted infiel?
Jamás. Recién intenté explicarle, yo siempre he estado con la misma mujer, a la cual he encontrado en distintos cuerpos. Si me interesa conocer a cada una de las mujeres. Por ejemplo, mirá la moza, mirá la sonrisa que tiene esa mujer. En realidad me desespero por conocerla, por saber que piensa, que le gusta, como fue su infancia, sus sueños, es decir todo aquello que bien revuelto llegó a producir esa sonrisa. Pero claro, estos deseos son muy difíciles de cumplir. Si la abordara, ella pensaría que otras son mis intenciones y podrían ocurrir dos cosas: que me eche a patadas o que, convencida que mis intenciones son otras, me invite a su casa. En ninguno de estos casos podré conocerla realmente. Eso no es del todo malo.

Sigamos hablando de mujeres, ¿Qué opinión tiene de las mujeres balcarceñas?
La mejor. Usted lo ve, las balcarceñas son bellas más allá de su belleza. Mire la moza, sus gestos la hacen bella por completo. Un forastero sólo diría que es gorda.

¿Las balcarceñas son fieles?
Son mucho mejor que eso: son sinceras.

¿Cuál es su bebida favorita, el mate o el vino?
Bueno, son dos cosas muy distintas, el mate más que una bebida es una ceremonia. El mate es una comunión entre pares. Jamás compartiría un mate con alguien que desprecio y menos aun le cebaría. El mate es horizontal. Por otra parte, el vino, si bien es muy grato compartirlo con amigos es más íntimo. El vino que me inunda es más mío, es como más personal.

Pienso que cada uno tiene también sus lugares, por ejemplo no creo que tome mate en el “Alas Balcarceñas” ¿No?.
Todo lo contrario, en el Alas si se tomaba mate. Sepa usted que esto es realmente extraño para estas instituciones. En general, con el único fin de generar consumiciones, prohíben la tradicional infusión para que los parroquianos consuman bebidas y generen gastos. El mate del Alas se solventaba con algún que otro paquete de yerba que había que conseguir. Además, como usted sabe, allí no existía el dinero así que no había gasto que incrementar.

Usted dijo que en el Alas se “tomaba” mate, ¿Esto ha cambiado?
Por favor, no me haga hablar de eso. El “Alas Balcarceñas” ya no es el “Alas Balcarceñas”, hasta lo han alquilado al “River”. Hace largo tiempo que no piso el lugar, ni la vereda, ni la cuadra.

Me cuesta creer que no vaya más al club al que tanto ama.
No lo crea, en mi dolor logré disociar al “Alas Balcarceñas” de su lugar físico. Con los muchachos logramos llevarnos el Alas con nosotros. Así, un día lo tenemos en la Plaza Libertad, otro día en la bicicletería de Marmorato o en la herrería del “Mago del Martillo”. Creamos una diáspora y nos levamos todos y cada uno de los recuerdos encima.

No se me caiga Alcoyana ¿Otro cafe?
Mejor vayamos al bar de Moschetto y se paga unos vinitos. ¿Cómo es su nombre muchacho?

Ernesto Patusso.
¿Es algo del Patusso que tenía una carnicería en la 7, que falleció hace poco?

Era mi tío. …No somos nada.
No diga eso. Somos bastante más que nada, somos un conjunto de esperanzas esperando la oportunidad y las ganas. Todos sabemos lo que queremos, aunque a veces cómo los niños nos quedamos esperando una sorpresa. Entonces vamos a buscar un imposible y nos instalamos en la plaza a ver si pasa algo: un evento que nos sacuda, que nos regale un objetivo. Ver una mujer que sabemos que ya no está en el pueblo, que ya no vive donde vivía y que posiblemente no nos recuerde o simplemente que caiga una piña del olmo, una señal.

Pero bien, si usted es medio cientificista tal vez le cierre más la postura de mi gran amigo el Dr. Ulises Garsú. El también sostiene que somos mucho más que nada, somos 60% de agua, sales, minerales, huesos, sangre, bilis, hígado, intestinos, fluidos varios….

Ay Alcoyana, me doy asco.
Disculpe, si sabía que era impresionable no le hacía una descripción tan detallada.

No, me doy asco porque mi tío me hizo un montón de favores y no fui al velorio. ¡Ni un gladiolo le mandé!
Bueno muchacho, no se ponga así. Ya pasó, el tio está muerto y usted está vivo. Tómese un trago y hablemos de otra cosa. Dígame, ¿Cómo se imagina la vida de la moza del café donde estuvimos? ¿Qué hace cuando llega a su casa, cuando ya no es moza sino Claudia?. Cuando vuelve a ser madre, hermana, amiga o vecina. Cuando se saca los zapatos y se prepara un mate. ¿o tomará té?.

Me interesa la idea. ¿Entonces usted sostiene que el trabajo divide la vida de la gente como una especie de esquizofrenia?
Me ha interpretado perfectamente. Exactamente eso pienso yo y por eso mismo me niego profundamente al trabajo, para que siempre encuentren al mismo Alcoyana.

Sabes pibe, existe una estación que se llama “Fin del día” que pertenece a un tren en el que viajan almaceneros, médicos y contadoras. En esa estación terminan su día laboral y vuelven a ser Pancho, Pepe y Susana. Un día encontré este portal, pero tenía unas cuantas copas encima y no podría precisarte el lugar.

¡Qué Lástima!, ¿Quiere decir que nunca más la pudo hallar?
No, he estado muchas veces más, pero siempre tan tomado como la primera y sin lápiz para anotar.

Por favor cuénteme Alcoyana ¿Qué ha visto allí?
Es muy emocionante. En el tren vienen almaceneros con ropa de almacenero, obreros con ropa de obrero y ejecutivas con ropa de ejecutiva que no se hablan entre sí. Llegan a la estación, se bajan todos y ahí ocurre la metamorfosis.

Se ven cosas maravillosas. Una ejecutiva de trajecito, se saca los zapatos, se suelta el pelo y se encuentra en la estación con su viejita que la espera con un bebé. La ejecutiva, de ahora en más Amalia, se sienta en el banquito ferroviario a amantar a su hijo.

También se ven cosas espantosas. Amables oficinistas que en cuanto se bajan, se vuelven Cacho y fajan a la mujer. Médicas abnegadas, que vueltas Marta no le dan bolilla a su familia. Pero lo más triste es ver aquellas personas que no cambian en la estación, que siguen siendo el doctor Fernández y la licenciada Almenabar. ¡Ojalá exista el cielo para ellos!

Desde que empezamos con el vino su charla se ha enriquecido significativamente. ¿Es cierto que su producción mejora cuanto más vino ha tomado?
Eso es un mito, pero pague por ver: pídase otras copitas. Mejor pídase un pingüino que ahí viene Marmorato. Pida dos por si viene el Mirlo.

Aprovecharé esta ocasión para obtener opinión de sus amigos ¿Qué opina usted Marmorato de Alcoyana?
No opino de Alcoyana porque es mi amigo y eso es el todo. Opino que su pregunta es verdaderamente agresiva.

Es emocionante observar la amistad que los hermana. Usted Alcoyana, ¿Qué opina de sus amigos?
Estimado muchacho, usted es en verdad un suicida. Ya lo ha hecho calentar a Marmorato y ahora va por más. Entienda que explicar lo inexplicable lo degrada. La mejor descripción que pueda yo hacer de mi amigo sería una grotesca caricatura. Puedo si, con la libertad de la poesía, esbozar ideas sobre cosas sublimes como la amistad o sobre cosas tan reales como el vino que se terminó.

Perdone Alcoyana ¿Otro vino?
Gracias pibe, déjenos pago un par de pingüinos más y seguimos en otro momento. Discúlpame, pero con mis amigos acabamos de encontrar de nuevo la estación “Fin del día” y está llegando la moza Claudia. Ha sido un gusto.

Enrike, 2008.