jueves, 1 de octubre de 2009

La Vieja Vinacha

Ciencia y Tecnología
La medicina en Balcarce: Doña Vinacha

La vieja Vinacha forma parte del conocimiento y del re-conocimiento médico de la hermosa ciudad de Balcarce. Hoy podríamos afirmar que era kinesióloga, osteópata y reflexóloga. En realidad fue la precursora de todo esto y su especialidad era curar el empacho utilizando la técnica de tirar el cuerito. La vieja Vinacha renegaba de prácticas sutiles y desabridas como curar el empacho con un centímetro o el mal de ojo con unas gotitas de aceite. Vinacha era intervensionista, de meter mano, y así lo hacía. Sus célebres manos estrujaban nuestros cuerpecitos de niños balcarceños empachados, pero nos dejaba como nuevos, listos para iniciar todo nuevamente.

Sus manos tiraron cientos de Km2 de cueritos de pibes indigestados. Cómo un alarde y como una muestra de confianza en su método, al despedir al maltrecho niño le obsequiaba caramelos. Éramos niños; el horror y el dolor rápidamente se olvidaban y bien guapos embuchábamos los caramelos.

Hasta el más duro le temía a Doña Vinacha. Por ejemplo, Chuleta Martínez exigía anestesia total para el tratamiento. Dicen que hasta el mismísimo Marmorato llegó a flaquear bajo sus manos y que llegó a prometer no comer más salamines.

A la casa de de doña Vinacha uno caía sin necesidad de avisar. Sin turno, sin orden, sin carné de la prepaga, ni nada. El objetivo allí era simple y claro: curar al enfermo. Sólo hacía falta llevar al indigestado que era atendido al momento y devuelto con su estómago en óptimas condiciones. Si bien el método era 100% efectivo, tenía algunos pequeños efectos adversos como magullones, moretones, etc., pero los mismos desaparecían mucho antes de tener que volver a concurrir por un nuevo empacho.

Al retirarse de la práctica activa, la Vieja Vinacha dejó un hueco en el sistema de salud balcarceño. Por suerte, en seminarios impartidos en cálidas nochebuenas, generó muchas nuevas manos que dominan su técnica. Estas hadas andan por allí, a veces disfrazadas de enfermeras, de amas de casa o panaderas. Es muy fácil encontrarlas; sólo hace falta empacharse.


Enrike, 2009.

lunes, 31 de agosto de 2009

El futuro en el Alas Balcarceñas

El futuro en el “Alas Balcarceñas”

En el Alas, el futuro es de acá a un rato. No existen ni importan las proyecciones. Como dijo Marmorato: -Por aquí el futuro ya pasó. Digamos que se vive en un ahora algo extendido, de un ratito nomás.

Algunos de los muchachos pueden trabajar un día, pero cobran al fin de la jornada y gastan al instante. Cobrar a fin de mes significa acumular trabajo en el haber de un tercero: algo aun más perverso que ahorrar dinero. Los colombófilos reinyectan todo lo que reciben en el sistema económico. No van al supermercado ni a las cadenas comerciales; van al almacén de Vasco, al bar de Moschetto y a la tienda del Turco Taja. Reciben allí mucho más que aquello que compran y dejan mucho más que el importe que pagan.

El ahora dura un rato. Cuando se termina, empezará otro nuevo con toda la magia de lo nuevo, de lo incierto y del volver a empezar. Es necesario comprender esto para entender la actitud de los muchachos. Soguita jamás va a pagar una deuda quinielera a menos que tenga dinero y que le peguen ahora mismo. Si lo van a fajar recién mañana, mañana verá que hace. Para ganar a la quiniela con Soguita hay que acertar el número y hay que encontrar a Soguita con plata. Esta conjunción es verdaderamente difícil de cumplir, digamos imposible y por eso mismo Soguita tiene tantos clientes. A la mayoría de ellos les fía las apuestas y a estos mismos les debe los premios. Los problemas aparecen cuando viene un forastero que no entiende.

Por la corta duración del futuro los muchachos jamás entenderán el ahorro ni la previsión. Ellos mantienen fuerte un niño que los hace felices. Si le damos 10 chocolates a un pibe, se va a comer los 10. No va a guardar siquiera uno para más adelante. Si se empacha y mañana lo llevan a la Vieja Vinacha a tirar el cuerito; se la aguanta, eso sólo tal vez ocurrirá y será mañana.

Los muchachos jamás ahorran, sólo pueden llegar a recolectar lo que tiene cada uno en el bolsillo para comprar un vino o un pedazo de carne para un asadito. Nunca tendrán demasiado ni se lo permitirían. Nunca gastarían mucho en un vino mientras otros no tienen para comer.

Una mala experiencia de los colombóbilos con el futuro fue el caso de Ernesto, alguien especialmente preocupado por lo que vendrá. Ya de chico Ernesto era un pibe ansioso; más ansioso que el común de los niños. Era uno de los pocos niños con reloj, tal vez por su obsesión con el paso del tiempo. Cuando jugaban un picadito, él controlaba el tiempo y cómo no podía esperar al fin del partido para ver el resultado, adelantaba el reloj. Así los encuentros duraban 2 o tres minutos y en general terminaban 0 a 0. Aburridos de esto, sus amigos le quitaron el control del tiempo y comenzaron a jugar a un número determinado de goles, digamos al que llegaba primero a 7. Ansioso Ernesto por conocer el fin del partido solía cometer muchos goles en contra que le costaron una que otra paliza. Así se transformó en un habilidoso delantero capaz de marcar 7 goles en 3 minutos.

Ernesto no podía esperar al futuro para ver cómo sería de adulto y creció muy rápido, convirtiéndose en un ansioso adulto. No podía esperar al tiempo para ver como sería de viejo, y envejeció. Comprendió ahí su error, pero ya era tarde y murió intentando retrasar el futuro. Los muchachos no pudieron ayudar a Ernesto, pero esa no fue la única ni la última de sus disputas con el futuro.

Algunos recordarán cuando el Dr. Ulises Garsú se pasaba la “vida” atendiendo su farmacia las 24 horas del día. Lo hacía para ganar dinero, que reinvertía en la farmacia para ganar más dinero y así mejorar aun más su farmacia.

La farmacia Garsú era el único lugar abierto en la noche Balcarceña. En las madrugadas, el Turco Alcoyana solía pasar por allí a charlar con Garsú mientras se tomaban algunas copitas de una solución que el farmacéutico preparaba con alcohol fino y pastillas de eucalipto al 1% (1% de eucalipto). Una fría noche de Agosto, la ocasión dio para una charla personal:

-¿Qué pasa Garsú, que usted está siempre triste?. Se acuerda cuando éramos pibes y jugábamos en la calle en patas, usted era un pibe feliz como todos nosotros, ¿por qué no lo intenta de nuevo?

-Sabe que pasa Alcoyana, ya no creo que pueda, tengo una rodilla jodida y callos plantales. ¡Encima esa calle ahora está pavimentada!

-Me alegra Garsú que conserve el humor, ¡pero no se haga el pelotudo! ¿Que hace todo el día y la noche aquí adentro? ¿Para qué quiere más plata?

-Amigo Alcoyana, a mi no me interesa el dinero, ¡sólo me interesa la farmacia! Además, vivo con muy poco.

-Entonces es más fácil de lo que pensaba. Garsú, usted tiene el niño intacto, sólo que juega siempre con un mismo juguete que entiende y sabe usar bien. Hoy sabe cómo va ser mañana y no quiere experimentar con nada más por miedo. Le aseguro que nada peor que este estado alienado puede ocurrirle y no hay límite para lo bueno: ¡maravillosas experiencias pueden suceder!

-Alcoyana, es posible que lo que usted dice sea verdad, pero no sé, ya llevo mucho tiempo así.

-Como decía el Viejo Godel, hay verdades que no pueden demostrarse y mentiras que no pueden descubrirse. ¡Tome lo que más le guste!

El Dr. Garsú se quedó unos instantes pensando en silencio. En silencio abrazó a su amigo Alcoyana y juntos abandonaron la farmacia que nunca más funcionó; despertaron al cantinero Farias para que les abriera el “Alas Balcarceñas” y jugaron metegol el resto de la noche. Así Garsú volvió a ser uno de los muchachos del Alas; rescatado de un futuro cierto, posado en un presente para vivir.


Enrike, 2009

domingo, 23 de agosto de 2009

Olimpíadas en el "Alas Balcarceñas"

Olimpíadas en el “Alas Balcarceñas”

Con motivo de celebrar su 25 aniversario, el club “Alas Balacarceñas” realizó un importante programa de festejos cuyo eje fue una formidable olimpíada que incluyó muy diversas disciplinas. A continuación se presenta un breve informe de lo ocurrido en cada una de las pruebas.

1. Captura del chancho enjabonado.
Se eligió un chanchito rápido y ágil que fue prolijamente engrasado con margarina, aceite de girasol y grasa de litio. La suelta se realizó a las 19:00 en la vereda del “Alas Balcarceñas”. El porcino salió disparado como un cuete por las calles del barrio, perseguido por hordas de niños, de jóvenes y de ancianos. En menos de 10 minutos, 5 candidatos se presentaron reclamando el premio; cada uno de ellos con su respectivo chancho. Ante esta situación, la Comisión Directiva tomó una solución salomónica: se cortaron los 5 chanchos por la mitad y se pusieron al asador. Cada uno de los ganadores se hizo acreedor de una tarjeta para asistir a la cena de cierre sin cargo.

Chuleta Martínez fue descalificado por conducta antideportiva al presentarse con dos pollos reclamando el premio. Las aves fueron aceptadas para engrosar la cena.

2. Maratón.
Esta prueba se desarrolló en forma clásica, iniciando en la colombófila, siguiendo hasta el canal, regresando por calle 40 hacia Uriburu, Plaza Libertad y meta en la sede del club. Hubo sospechas de muchos actos no-éticos, pero como los organizadores no pudieron fiscalizar todo el recorrido, otorgaron el premio al atleta que les pareció más cansado. Ganó el Mirlo que ese día se había levantado a las 11:30.

3. Palo enjabonado.
Se instaló un poste de eucalipto y en su extremo superior se colocó un sobre con una tarjeta donde se consignaba un premio sorpresa.

La estrategia de esta disciplina es sumamente compleja y estresante. Por un lado conviene esperar que pasen varios participantes, para que el paso de éstos reduzca el nivel de jabón sobre el palo; pero hay que estar muy atento a que ningún talentoso intente la trepada. Si éste toma el sobre, el juego concluye y perderemos sin haberlo siquiera intentado: nada más frustrante para un deportista.

A los muchachos se les había ido la mano con el jabón y parecía imposible llegar a la cima. Pasaron 315 participantes y nadie logró tomar el sobre. Marmorato, conocedor de la composición de los presentes advirtió el problema: un premio sorpresa en un sobre era una desabrida abstracción. Nada menos atractivo que una abstracción; nada menos motivador que el 3, el 15, la tabla del 14 o una novia por carta.

Marmorato subió al techo de la sede y desde allí instaló en la punta del palo una botella de vino 3/4 con dos salamines atados en el pico. Soguita, que hasta ese momento se había mantenido al margen de la competencia, se abrió paso entre la multitud y poseído por una vitalidad nunca antes vista en él, en 3.12 segundos estaba nuevamente pies en tierra con el premio en sus manos. El Dr. Garsú lo atendió al observar que su estado de excitación que no decaía, pero rápidamente logró aplacarlo entregándole el sacacorchos.

4. Carrera de palomas.
El deporte suele exigir un desgaste físico importante y por eso los muchachos del Alas lo alternaban con carreras de palomas o de sapos donde el desgaste es ajeno. Como cierre de la serie de competencias se realizó una carrera de palomas sobre el itinerario Quequén-Balcarce y se instituyó el premio “Pedro Palomo Flash”, en honor a un celebre atleta del palomar de Chuleta Martínez, hoy retirado de las competencias y dedicado a sus tareas de semental.

La suelta se realizó en la estación de Quequén a las 16 hs. Una hora después se divisa en el cielo la imponente silueta de Elba, la más pulposa paloma de Nigro, pero no ingresa al palomar. Su dueño, desesperado, sube al techo e intenta capturarla para extraerle el anillo pero no lo consigue. La competencia fue ganada por Pipo, un joven palomo de Martinez.

5. Cena de cierre.
Los actos culminaron con una cena. La entrada fue un salpicón de ave conformado por los pollos de Chuleta y las pechugas de Elba. Continuaron con vino, lechón, vino, ciruelas, vino, pastelitos, vino y aplausos. Aplausos porque el Turco Alcoyana sube al escenario:

-Estimados amigos. Es una gran alegría para mí que ustedes estén alegres. Y aun más alegría me da ver que ustedes están alegres por mi alegría. Nuestras alegrías se sostienen una con la otra y ahí esta la fuerza. Es mi deber y mi compromiso; es vuestro deber y vuestro compromiso mantenerse alegres. …. Gracias….y Alegría!

Enrike 2009.