lunes, 10 de septiembre de 2007

Syder Guiscardo

Efemérides Deportivas

Hace 50 años, el balcarceño Syder Guiscardo, quien supo ser orgulloso bañero del “Sportivo” Balcarce, ganó la competencia internacional de mar abierto Mar del Plata–Miramar. Cuentan los que cuentan, que Syder inició la competencia tomando la punta con un ritmo arrollador. Tras él venían un polaco, un inglés, dos estadounidenses, dos canadienses, un tailandés y tres toninas. Estos experimentados nadadores comentaban entre sí: este loquito no llega ni a Chapadmalal !!! ...y se equivocaron. Mientras ellos seguían nadando shiss... shiss… shiss… , Guiscardo se alejaba CHAF CHAF CHAF. Cuando el gaucho Syder se acercaba a Miramar, tenía una ventaja de 35 Km sobre su competidor más próximo. Las toninas lo aguantaron sólo hasta mitad de carrera.

A las 10:15 de este glorioso día, el balcarceño se acerca triunfante a las costas de Miramar donde una multitud lo espera. Su ritmo sigue siendo el mismo del inicio y sigue y sigue y sigue hacia Necochea, donde los organizadores logran capturarlo para subirlo al podio.

Algunas mentes perspicaces pertenecientes a almas avaras, introdujeron la posibilidad de doping, pero exhaustivos análisis realizados por el Farmaceútico Ulises Garsú, confirmaron la inexistencia de sustancias prohibidas en la orina del nadador. Posteriormente, este mismo científico demostró que el increíble desempeño del Guiscardo se debió a las propiedades vigorizantes* del agua de la ciudad de Balcarce. ¡¡¡No se olviden de Guiscardo!!!

Enrike 2007.

*Este tema será expuesto en la próxima entrega por puño y letra del mismísimo Ulises Garsú.


Pueden encontrar el relato de otra proeza del nadador balcarceño, en sus propias palabras en:


Entrevista Ulises Garsú

Ciencia y Tecnología
Entrevista al científico Ulises Garsú.

A partir del relato de la hazaña de Syder Guiscardo, nos interesamos en el tema de las propiedades vigorizantes del agua de Balcarce. Anoticiados que aún está entre nosotros (digamos que aun está vivo) el Farmacéutico Ulises Garsú -primer investigador en abordar este tema- nos dirigimos a su casa en las afueras de la bellísima ciudad de Balcarce para entrevistarlo.

Nos sorprendió gratamente encontrarlo lúcido y jovial con sus 98 años y nos sorprendió más aún su novia Erika, una voluptuosa morocha de 20 añitos. Pasamos a transcribir la entrevista al célebre científico.

Buenos días Don Ulises, ¿como anda?
De a pié nomás mijito, tengo el falcon en el taller.

Venimos a hacerle algunas preguntas acerca de las propiedades vigorizantes del agua de Balcarce. Tenemos entendido que fue usted el primero en estudiarla con rigor científico…
Así es muchacho, o mejor dicho así fue hace como cincuenta años cuando me encontré con los efectos de esta agua milagrosa, medio por casualidad. En esos días, Syder Guiscardo, un muchacho de mar del plata que trabajaba en la pileta del Sportivo, ganó la carrera de mar abierto Mar del Plata-Miramar. La ventaja fue tal que algunos malpensados lanzaron el rumor de doping, así que me convocaron para efectuar los análisis respectivos. Analicé, analicé y nada encontré. El muchacho, rápido como un refucilo estaba limpio como una monjita. Sólo me llamo la atención que la muestra, es decir la Syder-meada, se encontraba a una temperatura de 87 grados centígrados. Sepa usted que esto es algo inusual para un ser humano.

¿Cómo llegó a la conclusión que la inusitada energía del nadador provenía del agua balcarceña?
Ah, eso fue muchos años después. Me encontraba colaborando en los XXXI juegos inter-escolares en el club Sportivo Balcarce…

¿Estaba en el gabinete médico, a cargo del control antidopping?
No, estaba atendiendo el kiosco de choripán de la cooperadora de la escuela 17, cuando pude ver con mis propios ojos un caso calcado al de Guiscardo. Se trataba del alumno de 6to grado Tito Galván, que sin entrenamiento ni experiencia alguna, ganó la carrera de fondo a bordo de sus botines sacachispas. Este chico, rápido como un refucilo (igualito que Guiscardo), terminó tan ligero como comenzó, y arribó a la meta con una ventaja de 6000 metros en una carrera de 7000 metros!!!!. (N del P: el Dr. Garsú se queda en silencio)

Disculpe Dr. Garsú, pero es mi deber de periodista repreguntarle: ¿Cómo llegó a la conclusión que la inusitada energía de estos atletas provenía del agua balcarceña?
¡Mierda, Carajo! Ya te voy a contar. Si supieras algo del método científico ya te hubieras dado cuenta ¡soquete!. Tenía dos realizaciones del mismo fenómeno, sólo tenía que encontrar los factores comunes a ambos casos. Comencé a descartar, a descartar, hasta que llegue a la conclusión que la energía provenía del agua.

No se caliente Don Ulises, pero yo he tomado agua de Balcarce durante todo el día de hoy y no he notado ningún efecto energizante. ¿Cómo puede explicar esto?
Escuchá pibito insolente, NO toda el agua de Balcarce tiene propiedades vigorizantes. Solo un agua particular, que ahora se denomina “Agua Garsú (MR)”, tiene estos efectos. Me llevó 20 años encontrar el manantial de “Agua Garsú” que puedes comprar aquí mismo, envasada en estas hermosas botellas plásticas.

No le pido que me precise el lugar, pero sí me interesaría saber como llegó al manantial.
Buehh…, evidentemente usted no sabe nada de investigación. Encontré el lugar por aplicación directa del método científico. En aquel momento sólo sabía que existía algún agente vigorizante (aún no había determinado que era el agua), así que tenía que seguir un rastro, una traza de vigor.
El primer indicio fue un perro caniche que encontré abotonado a una ternera Holando-Argentina. Ahí cerquita nomás ví un tero que hacia recular a un chancho. Todo esto me indicaba que estaba cerca, así que me quedé una tarde siguiendo a estos animales y haciendo todo lo que ellos hacían. Así comprobé que tanto los trocitos Dogui como las lombrices, son de un sabor espantoso y no tienen poder energético alguno. Pero también encontré que el agua de un roñoso charquito me puso como loco. Luego todo fue muy simple, utilizando mis conocimientos de farmacéutico, arrojé un trazador de mi invención: el “Coloradato de Metito” en el charco y encontré la fuente primaria de agua.

… ¿de Metito? No será ¿de Metilo?
Escúcheme mocoso insolente, a ese trazador lo inventé yo y le puse el nombre que se me medió la gana. Como además de insolente es ignorante, usted no se dio cuenta que se trata de un trazador muy particular, pues deja su trazo aguas arriba, es decir contra la corriente. Le puse “de Metito” en homenaje al rengo Metito, que supo tener un almacén en la calle 11: además de rengo era muy contrera y estaba siempre en contra de la corriente. Por si no lo advirtió; el término “coloradato” tampoco respeta la sintaxis química: le puse “coloradato” porque es de color azul.

Estimado Dr. Garzú, aún no me queda claro cómo Guiscardo y Galván tuvieron acceso a esta agua. ¿Conocían el manantial?
No, ellos se inocularon con el agua de casualidad nomás y nunca supieron donde. Con el tiempo descubrí que estos dos atletas ocultaban una fea costumbre: tomar agua de los charcos. En alguna época de lluvias fuertes, es probable que los charcos cercanos al Club Sportivo tuvieran una concentración considerable de agua vigorizante, dado que el manantial no está muy lejos de esta institución deportiva.

Es importante hacer aquí una aclaración. Tanto Syder como Tito, de por sí eran excelentes atletas, el agua sólo los potenció. Esto es general, por ejemplo, el “Turco” Alcoyana, cuando está bebido, escribe hermosa poesía; mientras que el “Chuleta” Martinez, cuando esta borracho no produce más que eructos y asquerosas ventosidades

Bueno, Don Ulises, le agradecemos su paciencia y nos despedimos hasta nuestra próxima visita.
Bien, si no va a comprar nada, vaya nomás, y mandemé un ejemplar de la revista.
Venga Erika, hágale unos mimos al amigo. - ¿Al periodista?. –No querida, el periodista ya se fue.

Enrike 2007

Marmorato

Efemerides Deportivas
Hace 50 años, Marmorato se hace cargo de la dirección técnica de las divisiones infantiles del club “Alas Balcarceñas”.

Dado lo escueto de la efeméride, aprovecharemos el espacio para describir al protagonista de la misma. El Negro Marmorato es un personaje entrañable. Cómo delata su apodo, es morocho y posee además una fuerza formidable. Hijo de bicicletero, hermano de bicicletero y nieto de bicicletero, Marmorato es bicicletero, aunque también se da maña para reparar cualquier ingenio mecánico.

Para arreglar las bicicletas, solía ponerlas ruedas para arriba, apoyándolas con el manubrio y el asiento en el piso. Esta técnica es habitual en los reparadores de biciclos, pero Mamorato la aplicaba también para otros casos. Por ejemplo, solía poner su moto Panther de 500 Kg. patas para arriba para repararla y también hacía lo mismo con su ratón alemán, que quedaba muy simpático puesto en decúbito dorsal. Además, así cómo daba vuelta una bicicleta o el ratón alemán, también lo hacía con un Valiant o con un Mercedes 1114.

El Negro frecuentaba el “Club Alas Balcarceñas”, del cual es socio fundador y protagonista de muchas de las innumerables anécdotas que allí acontecieron. En una ocasión, este club organizó un torneo de pesca en el arroyo “El Pantanoso”, que instituía premios tanto al bagre más grande como al bagre más chico. Marmorato ni arrimó con el primero de los premios, que quedó en manos del “Chuleta” Martínez, quien se presentó ante el jurado con su hermana Susana: un espécimen indiscutidamente grande e indiscutidamente bagre. El Negro luchó durante toda la jornada por el premio al bagre más chico; galardón que finalmente obtuvo con un “bagre sin cola” (especie no catalogada hasta ese momento). Si bien los conocimientos de Marmorato sobre biología acuática no eran muy sólidos, no tuvo inconvenientes es convencer al jurado que al pescadito por él descubierto le correspondía sin duda la categoría de bagre, obteniendo así su merecido premio: 3 botellas de vino “El Zaragozano” y 20 fichas de metegol.

Hombre de espíritu inquieto, el Negro Marmorato solía experimentar con lo que tenía a mano. Farias, el hábil cantinero del “Alas Balcarceñas”, se la pasaba alejando vasos, platos y palitos salados del alcance de Marmorato. Pero él prefería las bicicletas, y con ellas experimentaba. Así, fue el primero en construir, en la hermosa ciudad de Balcarce, una bicicleta tandem en línea y otra tandem vertical. También desarrolló una bicicleta plegable sin bisagras; la misma estaba íntegramente construida con hierros del 12. El Negro simplemente la doblaba en cuatro como un pañuelo para transportarla en su ratón alemán y una vez en destino la desplegaba, la enderezaba cuidadosamente sobre sus rodillas y quedaba lista para rodar.

Marmorato tiene tanto de fuerte como de bueno. Siendo durante décadas el entrenador de las inferiores del club “Alas Balcarceñas”, me animo a decir que no hubo tipo más querido por los pibes del barrio. Daba gusto verlo y da gusto recordar el equipo completo de baby con la hinchada y todo, viajar en su Valiant rumbo al partido del día.

Va este recuerdo para un gran tipo que hizo todo por nada, pero a quien le dieron todo lo que tenían. Dicen que una sonrisa puede producir milagros; entonces, posiblemente las carcajadas de esos niños felices que siempre lo rodeamos, son el origen y el alimento de esa fuerza descomunal del Negro Marmorato.

Enrike 2007

Truco en el Alas

Truco en el “Alas Balcarceñas”

El truco era un deporte habitual en el club Alas Balcarceñas, también conocido como “La Colombófila”. Aquí nunca se jugaba por plata; no porque tuvieran miedo de infringir ordenanza municipal alguna, sino porque el dinero allí era sólo una abstracción. Igualmente se jugaba y fuerte…

Sólo estaba prohibido apostar almas y traiciones. Esta reglamentación se incluyó porque el diablo, un habitué del lugar, siempre se mandaba compadradas apostando traiciones y almas ajenas, pero los muchachos rápidamente advirtieron el escaso valor de estos bienes: nada más inútil que poseer un alma que nos es desconocida o una traición que no nos corresponde. Igualmente quedaban muchas cosas por apostar.

Un 25 de mayo, en una célebre partida de truco criollo, el Farmacéutico Ulises Garsú perdió sus ganas de trabajar; a partir de ahí, cerró la farmacia que el mismo atendía las 24 horas y se dedicó a la investigación científica. Quien ganó esta apuesta fue el “Mirlo*
”: alguien a quien si algo le faltaba, esto era precisamente ganas de trabajar. Hecho con el pozo, el Mirlo terminó la pieza-cocina que venía construyendo en las últimas dos décadas, podó el laurel, aceitó la bicicleta y hasta llegó a limpiar las canaletas; cuando un día encontró al “Soguita” Andreu tomado e indefenso, y en una muy poco noble partida le endosó las ganas de trabajar. A los pocos días tuvieron que internar a Soguita con un grave cuadro inmunológico, debido a que su organismo rechazó al trabajo como un cuerpo extraño. Muchos médicos abordaron este caso e incluso llegaron a darle inmuno-depresores, pero no consiguieron mejora alguna. Quien finalmente logró curar a Soguita fue el mismísimo Dr. Garsú. La milagrosa y escueta receta librada por el profesional sólo indica: “Reposo”.

La total ausencia del dinero no hacía más que incentivar el ingenio de los muchachos del Alas, que como diría el escritor Tomaz: “hacían virtud de sus limitaciones”. Esto funcionaba verdaderamente bien, porque ellos eran tan ricos en virtudes como en limitaciones. Un ejemplo de las triquiñuelas que se creaban a diario es la maniobra “Gran Chuleta”, creada por quien le diera su nombre. Este individuo, cuando se la veía mal, enseguida apostaba a su hermana Susana; inmediatamente todos le dejaban ganar la partida y volvía a adquirir crédito.

Como podrán intuir, en el “Alas” no se admitían extraños y si alguien se animaba a ingresar era tratado en forma despiadada. En una oportunidad estaban jugando al truco gallo Marmorato, Chuleta Martinez y el Mirlo, cuando ingresó un forastero con aspecto de empleado municipal, preguntando por Farias, que no sólo era cantinero sino también albañil barrial. Contradiciendo todos los antecedentes previos, inesperadamente el negro Marmorato lo invitó a completar la mesa de truco y más inesperadamente aún, ninguno de los otros contendientes reaccionó, cómo si existiera entre ellos alguna comunicación celestial, por encima de la palabra y de lo gestual.

La partida se desarrollaba normalmente, es decir Chuleta perdía fiero, esta vez con Marmorato como compañero. En ese momento, en una obra maestra de actuación clásica, Martínez, con lágrimas en los ojos, apuesta a su hermana. El mirlo lo consulta al forastero: -Mire yo no puedo cubrir esa apuesta, pero si usted se anima, el pozo es suyo. El forastero, mostrando que no tenía el alma noble de los colombófilos, cubre la apuesta con una bicicleta media-carrera de tres piñones. A Marmorato se le caían las babas al ver el rodado, pero ni dudó en irse al mazo con dos anchos de espada. Lo mismo hizo Chuleta, que por alguna perversa cabriola del destino en ese momento tenía en sus manos una flor de 38. Así, el administrativo municipal se ganó a la Susana. En un primer momento, cuando el chuleta la fue a buscar y se la presentó, se advirtió en el administrativo un rictus de duda; pero Marmorato le explicó claramente que las deudas de juego son sagradas, que deben saldarse y que no podía dejarlos con la vergüenza de no haber cumplido con una apuesta. Así fue cómo en apenas una tarde –una insignificancia para el Alas donde no existe el tiempo-, Chuleta Martinez logró ubicar a su hermana. En los primeros tiempos de la pareja, Chuleta tuvo que intervenir un par de veces porque le pegaba, inclusive hubo que internar al municipal con fractura de mandíbula, pero finalmente logró calmar la ira instintiva de Susana y la convivencia mejoró.

Posiblemente por un profundo agradecimiento, o tal vez por una profunda lástima hacia el administrativo, se le fue permitiendo el ingreso y poco a poco también la permanencia al Alas Balcarceñas. Si bien tuvo que cebar mate, hacer de campana en invierno, y barrer cáscara de maní durante décadas, alcanzó algo muy difícil de conseguir: pertenecer.

Las reglas de ingreso a la cofradía del Alas eran cambiantes, desconocidas e imposibles de cumplir, digamos que no había ingresos. A cualquiera de los muchachos que se le preguntara sobre cómo ingresó a tan selecta institución, respondía de igual manera: -No sé, siempre estuve aquí. Esta respuesta era verdaderamente desoladora para cualquiera de los mortales que deseábamos sentirnos uno de ellos y dejar de envidiar la amistad que los hermanaba y comunicaba. El ingreso simplemente ocurría y un día te encontrabas en la mesita marcando los tantos del truco con porotos alubias. Si me preguntan en qué momento ingresé al Alas; la verdad es que no sé, creo que siempre estuve allí.

Enrike 2007


* Aclararemos para los ajenos, que este individuo debía su denominación al hecho que era capaz de producir un silbido espectralmente idéntico al del mirlo: un pajarito autóctono de la hermosa ciudad de Balcarce.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Selección de Cantineros

Selección de cantineros en el Alas Balcarceñas.

En mayo de 1974, Farias consiguió una obra para hacer un chalecito en el campo y debió ausentarse de sus obligaciones como cantinero del club Alas Balcarceñas. De pronto, los muchachos se encontraron desolados e iniciaron la búsqueda de un nuevo cantinero. Nótese que buscaban un “nuevo” cantinero y no un “reemplazante”; los muchachos del Alas sostienen que nada es “reemplazable”. Farias no es reemplazable así como no es reemplazable el derruido banquito del mostrador, ni la noble mugre del Alas. Ninguno de estos seres vivos es reemplazable: son únicos por su historia propia y por ser testigos de historias ajenas.

Ahora bien, no era reemplazable Farias, pero sí su rol de cantinero; así que los notables del Alas iniciaron la búsqueda de un nuevo cantinero. Pese a que mantuvieron esta búsqueda en estricto secreto, al día siguiente de decidir esta selección, centenas de aspirantes amanecieron apiñados en la puerta de entrada del prestigioso club balcarceño.

Para la selección se constituyó una mesa examinadora compuesta por Chuleta, Marmoratto, el Mirlo y Farias como cantinero saliente y representante por la categoría. Uno tras otro pasaron los postulantes por este jurado y uno tras otro fueron rechazados. Por ejemplo, al postulante 115 se le preguntó quien había escrito el tango “Uno”; el tipo intentó balbucear “Gardel” pero antes de la “r” Marmorato ya se había abalanzado sobre él. Se requirieron 8 personas y un malacate para sacárselo de las manos. Otro caso similar ocurrió con el entrevistado 205, quien fue echado a patadas por sostener que se debe agregar la soda al Gancia y no el Gancia a la soda como bien demostró el Mirlo en su trabajo “Arte, ciencia, técnica, mitos y secretos en la preparación del Gancia”.

Las entrevistas transcurrieron como una sucesión cíclica del pasado en el presente, hasta que se presentó el Flaco Sosa. Los examinadores le pidieron que les prepare un Gancia y Sosa apareció con cuatro vasos del aperitivo. Los muchachos se quedaron muy impresionados, no solo porque lo había preparado correctamente, sino porque ellos sabían perfectamente que hacía un par de años que no había Gancia en el club! Esto los entusiasmó y le pidieron unas milanesas cortadas en cuadraditos. El Flaco se internó en la cocina y apareció con unas preciosas figuras geométricas realizadas en milanesa. Como para rematarlo, le plantearon un problema: -Escuche Sosa, a ver si nos puede solucionar esta angustiante situación, introdujo Marmorato. -Como usted bien vé, mientras entrevistamos a los postulantes estamos jugando al truco. Sucede que el Mirlo se ha comido gran cantidad de porotos y solo han quedado una docena de estas semillas dicotiledoneas. ¿Cómo podemos hacer para apuntar los tantos del truco de esta partida? Sosa pensó durante 1 segundo tres décimas, volvió con 4 platitos de vermouth y explicó: -Es necesario cambiar el sistema de numeración de la mera acumulación de porotos a un sistema con valor posicional. Puso los cuatro platitos en línea y expuso: -Los porotos de este platito valen 1, los de este 2, los de este otro 4 y los del último 8. Así, con 4 porotos pueden anotar del 0 al 15. Con un poroto adicional indican si son las buenas o las malas. Necesitan 5 porotos por equipo, los dos que sobran se los dan al Mirlo.

No cabían dudas que Sosa había superado la prueba. Cuando se le preguntó cuanto quería cobrar, contestó: -El 100% de la recaudación. El trato era demasiado desigual: los muchachos no habían entendido muy bien lo del valor posicional, pero sabían perfectamente que el 100% de nada es nada. Como les había dado un poco de bronca la eficiencia*
del postulante, le dieron el empleo como venganza y así Sosa se transformó en el nuevo cantinero del Alas.

El Flaco siempre andaba prolijito irradiando calma y durante su gestión gastronómica el Club Alas Balcarceñas desbordó orden. Lo único que siempre molestó a los muchachos fue que Sosa era demasiado limpio. Nadie es perfecto.

Enrike 2007.

* La eficiencia es una cualidad detestable en el Alas, porque la misma permite que las cosas se realicen en menor tiempo, lo cual -sostienen los colombófilos- conduce inexorablemente al acortamiento de la vida, pues la vida es lo que hacemos, y si lo hacemos rápido, rápido se termina.

Pedro, el palomo Flash

Efemérides Deportivas.
Hace 25 años. Se retira Pedro, el “Palomo Flash”

Pedro, también conocido como CXE425 el Palomo Flash, era un excepcional atleta y habitual ganador de las carreras de palomas, con el record absoluto de 37 minutos en el trayecto Quequén-Balcarce. Este plumífero no sólo era fuerte y resistente, sino también muy conocedor de la geografía y meteorología local, lo cual le otorgaba cierta ventaja. En el mencionado trayecto, partiendo de Quequén, CX arrancaba a un ritmo demoledor hasta que era perdido de vista; en ese instante, el tipo trepaba por una térmica que sólo él conocía y de ahí en más, con alas afiladas apuntaba a su palomar en Balcarce donde llegaba casi sin aletear y fresquito fresquito. Le daba la patita a su cuidador para que le extraiga el anillo y a disfrutar de la vida; algo que sabía hacer tan bien como volar.

Pedro, además de palomo atleta, era un semental. Cuando alguien iniciaba un nuevo palomar, Pedro era contratado para proporcionar servicios a las nuevas palomitas. Así, el tipo pasaba un par de días la vida loca, le abrían la puertita y partía nuevamente para su palomar. La vuelta a casa era un tanto estresante. Sus palomas lo rechazaban compulsivamente, así que él se refugiaba en el grupo de amigos contando su estadía y riendo a groseras carcajadas. Luego de un período prudente, las convencía nuevamente con su eterna estrategia: -Fui porque me mandó en patrón, pero en cuanto pude, me escapé para aquí, porque este es mi hogar… .Ahí las palomitas aflojaban y todo volvía a comenzar.

Esta estrategia a Pedro le funcionaba muy bien, pero no así a su dueño, Chuleta Martínez. Este personaje solía ausentarse de su hogar por períodos prolongados, en los cuales se internaba en el cabaret “El zorzalito criollo”. De regreso a su hogar, intentó una y otra vez la técnica de Pedro para que su mujer lo dejara entrar nuevamente a la casa, pero solo consiguió que le permita dormir en el palomar. Así es que convivían allí Pedro, Chuleta, 27 palomas y 6 palomos jóvenes. Esta convivencia llevó a que Pedro y Chuleta se hicieran íntimos amigos.

Como todos saben la edad de un palomo debe multiplicarse por 6.25 para llevarla a la escala humana; por lo cual los efectos de la edad comenzaron a notarse antes en CX que en su cuidador. Chuleta, preocupado por su amigo y por su amigo, consiguió que el farmacéutico Ulises Garsú les formulara un vigorizante sexual. La increíble potencia de este producto, producido en base a aguas vigorizantes, llevó a cuestionarse el origen de tamaña potencia, la cual desafiaba el fundamental principio de conservación de la energía. El enigma, o al menos el problema fue resuelto por Chuleta Martínez, quien expuso: -La erección de hoy se la debo estar robando al que fui o al que seré; el primero la hubiera desaprovechado a dos manos y el viejo de mañana, poco me interesa.

Gracias al vigorizante, Pedro no tenía inconvenientes en continuar con sus tareas de semental, pero su carrera deportiva estaba decayendo. Chuleta deseaba darle un retiro con gloria e ideó para esto una poco ética pero muy noble maniobra. Martínez eligió para el retiro de su atleta la carrera Quequén-Balcarce de Julio de 1968. Pedro llegó cuando pudo, digamos en un par de horas, pero su cuidador truchó el reloj colombófilo “picando” justo con el record de Flash: “37 minutos” y juntos se fueron para la Colombófila a encontrarse con sus amigos. Así se presentaron en el club, Chuleta con el pobre reloj en la mano, que vociferaba la violación sufrida y exponía la torpeza manual de Martinez; y Pedro, desalineado, transpirado y aun agitado por la competencia. Los muchachos del Alas vieron este cuadro, observaron que el reloj estaba picado exactamente en el record del palomo y entendieron todo. En lugar de la paliza reglamentaria establecida para estos casos, todos se fundieron en un gran abrazo.


Enrike 2007

jueves, 6 de septiembre de 2007

Una mala mañana

Me levanto, voy al espejo y de pronto me encuentro con un tipo de 40 y pico. ¿Quién es éste que me mira? ¡La pucha, parece que me han encerrado en este cuerpo de viejo!

No encuentro a mi vieja ni a mi abuela en casa, pero igualmente aparece una mujer que me dice que tengo que hacer.

Yo tengo 10 años, mi plan del dia es ir con Miguelito a pescar ranas al canal; pero me mandan al banco y tengo que ir nomás. Ahí me atiende uno de traje: seguro que me quiere garcar, porque el traje es el uniforme del garca. Llegó un aviso a mi casa que decía que tenía otorgado un crédito de 6000 pesos (sabés los juguetes que me compro!), pero resulta que me cobraran el 31% de interés. Seré un niño pero no un boludo; así que le ofrecí al tipo prestarle yo esa plata por la mitad del interés y no aceptó: está claro que me quería garcar nomás.

Lo bueno es que en mi casa vive un pibito con el que jugamos todo el día y nos llevamos bárbaro. Sólo a veces me hace calentar cuando se emperra en jugar a que yo soy el papá. Además, todos los meses en el trabajo me dan un toco de plata que liquidamos en la juguetería.

Todos los dias me mandan al trabajo. Uy dió, ¡la escuela es el paraiso!. Tengo que aguantar hasta las 7 de la tarde. A esa hora el club Alas ya está lleno de grandes y no nos van a dejar el metegol. Bueno, mejor, esos tipos son de madera. Le jugamos "pierde paga" y tenemos toda la tarde gratis. Pero este horario me caga; a la tarde los niños somos los dueños del club.

La angustia me ahoga, lo único que me salva es este pibito que vive en casa. Hoy nos vamos a pescar ranas al canal. En el camino le robamos unos nísperos a la viuda de López, unas ciruelas al turco y con eso tenemos para toda la tarde. y si nos ven, ¡mejor! así revientan de rabia. ¡¡¡Esto sí que es vida!!!

Enrike 2007.