martes, 9 de octubre de 2007

El monstruo de San Agustín


En el lago del dique del arroyo del parque del pueblo de San Agustín, habita un monstruo muy particular, que embaraza a cuanta mujer se anima a internarse en estas aguas. Así es como ingresan a este lago doncellas vírgenes que emergen con embarazos de 5, 6 o más meses.

Si bien la existencia del monstruo fue comprobada científicamente, también es cierto que al mismo le endosaron algunos actos ajenos. Las investigaciones fueron dirigidas por el prestigioso científico balcarceño Ulises Garsú. Este implacable e incansable investigador encontró varios hechos que debilitaban la teoría sobre la existencia de este monstruo: se le adjudican 2036 hijos, pero no se observa entre ellos un parecido común. Es decir, es como si el monstruo no tuviera un ADN propio. En 1962, Ulises Garsú encontró 4 niños atribuidos al monstruo que presentaban notables parecidos físicos. El científico se entusiasmó con la posibilidad de rastrear al monstruo a través de ellos pero abandonó la investigación víctima de la maldición del monstruo de San Agustín: su falcon futura pinchaba al menos 4 de sus cubiertas cada vez que abandonaba la manzana donde vive el científico. Antes de dejar el tema, Garsú preparó un perfil preliminar del monstruo:

-Se trata de un monstruo heterosexual, pues nunca atacó a un masculino.

-No tiene gustos definidos, pues aborda tanto a mujeres bellas, feas, gordas o flacas.

-Sus intenciones son claramente de procreación, pues jamás atacó a una mujer no fértil.

Con el tiempo y con el monstruo, el lago se convirtió en un centro de atracción turística al cual concurrían visitantes de toda la región. Algo extraño era que las muchachas, lejos de temer al monstruo, lo desafiaban bañándose en el lago. Ante el éxito turístico, se instaló una pasarela para acceder al lago, servicios de primeros auxilios, buffet y venta de souveniers. El mismísimo Chuleta inició un pequeño emprendimiento: se instaló con una desvencijada lexicon 80 y una mesita a la orilla del lago y por unos módicos 12 pesos extendía certificados de ingreso al lago. Los mismos decían algo así como:

"Certifico que en el día de la fecha, la valerosa señorita Clara Delmar, se ha internado en las aguas del lago San Agustín".

y por sólo 5 pesos adicionales le ponía la fecha que deseara la interesada.

Hubo casos extremos como el de Maria Plaza, que emergió del lago con un embarazo de 8 meses y el de la viuda Dolores Marta, que se internó en las peligrosas aguas en pleno invierno con 5 grados bajo cero. El monstruo siempre cumplió.