sábado, 15 de octubre de 2016

Cucharoncita (1 Actito)

Personajes: H: un hombre y M: una mujer.
(Un hombre abre con llave la puerta de un departamento y grita…)
H: ¡Amor llegué!
(Sale una mujer de la cocina, cucharón en mano)
M: ¡Eh! ¡Esta no es su casa!
H: Es cierto, esta no es mi casa, ¡pero aquí está mi amor!
M: ¡Si yo ni lo conozco! ¡Salga de acá desquiciado! ¡Usted no es mi amor! (lo amenaza con el cucharón que sacude)
H: Eso también es cierto, mi amor es cucharoncita, ¡y usted la está maltratando! ¡No la sacuda así!
¡No me iré sin mi cucharoncita!
M: ¿Cómo pudo entrar? ¿Quién le dio la llave?
H: ¿Quien sino mi cóncavo amorcito? ¿Entiende ahora?
M: ¡Pero usté está más loco que mi espumadera!
M: ¿Y cómo va a entrar así, de repente? ¡No ve que me encontró en batón y pantuflas! ¡Dios mio! ¡Si me hubiera encontrado desnuda sería mejor! ¡O muerta!
H: Las dos cosas se pueden arreglar… Pero elijo desnuda…
M: Salga de acá ya mismo o llamo a la policía, a mi marido y a mi primo gordo
H: ¡Eh! No va a gastar tanto teléfono por esta pavada, podemos arreglarlo…
M: No se preocupe por mi plata, además no es tanto, estoy casada con mi primo policía gordo. Y claro que podemos arreglarlo, deme esa llave, váyase, y cuelgo el teléfono. Quédesela y se lo parto en la cabeza.
H: Está bien, ya me voy… sólo devuélvame a mi amorcito
M: Pero es usted el que no entiende nada, este cucharón es mío!
H: De ninguna manera, ese cucharón es mi amor y mi felicidad. Pruébeme que es suyo! Eh! A ver…
M: Este cucharón me pertenece, fue hecho de mí.
H: ¿Qué?
M: Si, este cucharón tiene la forma de mi teta derecha, como las copas de Maria Antonieta.
(saca una teta de debajo del batón y prueba el cucharón)
H:¡Pues tiene razón! Cucharoncita nunca me contó de su madre… ¡Suegrita!
H: Está bien, digamos que es suya, pero llega un momento que los hijos deben abandonar su nido… que no va a quedar vacío, mi amorcito me contó que tiene un hermano espumadera.
M: Si, es el menor (levanta a espumadera de la mesa y se lo muestra)
H: Se parecen poco…
M: Es que espumadera es de mi glúteo izquierdo (agarra la espumadera y le muestra que ajusta perfectamente)
H: ¡Ah! ¿Pero por qué tiene tantos ojos?
M: Ya le dije que es el menor, estaba grande cuando lo tuve. Ya tenía celulitis.
M: ¡Pero váyase de acá! ¡Usté esta reloco hombre! ¡Fuera!
H: ¡Jamás sin Cucharoncita! Hemos compartido muchas cosas y nos quedan más por compartir! Tomamos sopa en invierno, ensalada de fruta en verano… Nuestras bocas se unieron miles de veces, ¡y cada una de ellas fue hermosa! Además ¡amo su compromiso social! ¡Servimos muuuchos guisos y locros en ollas populares!
M: ¡Pervertido! ¡No se da cuenta que todavía es una nena! (lo amenaza sacudiendo el cucharón)
H: ¡No sea necia! Ella tiene el doble de la edad que usted tenía cuando la tuvo! Además no la maltrate, la está sacudiendo como a un cucharón, ¡se va a marear!
M: (M apoya cucharón sobre la mesa y piensa…) Puede ser… Pero yo la tuve muy joven. Desde entonces me he pasado en la cocina con cucharones, espumaderas y palotes de amasar. No quiero lo mismo para ella!
H: Ah! ¿Mi amorcito tiene un hermano palote?
M: Sí, es el del medio (Sobre la mesa quedan ordenados cucharón-palote-espumadera, M señala que el palote está en el medio)
H: Ese sí que no se parece nada a mi amorcito!
M: (M rompe en llanto) Es que es de otro padre 
H: Pero es hermano de espumadera?
M: No hombre, ya le dije, cucharón y espumadera son hermanos. Palote no, es de un padre ausente, que se aprovechó de mi angustia de ama de casa. Ni siquiera puedo decir que me dio una graaaan alegría, apenas un instante de distracción y desapareció el muy turro! (sigue llorando). Por favor devuélvame esa llave y váyase ya, pase por cucharón cuando quiera, pero antes tengo que hablar con ella de cosas de la vida…
(H deja las llaves sobre la mesa, besa a cucharón como tomando sopa, besa a M en la mano y parte)
M: (hablando a cucharón) Bueno nena, ya escuchaste la historia. Nunca te la conté por miedo a que se repita, pero me dí cuenta que es al revés. Es mejor contar y recordar las historias, para que no ocurran nunca más… Bueno, pero no se la cuentes a papá, que está creído que palote es hijo suyo. Papá es tan bueno como pelotudo, nunca se dio cuenta que no se parece en nada a nosotros, es un calco de su padre (agarra el palote y lo blande). 
M: Cuando mentimos a alguien tomamos decisiones por esa persona. Si tu padre supiera la verdad, no estaría aquí tan feliz con nosotros. Esta es una mentira blanca que lo favorece ¿no? El cornudo continúa su vida de mierda, trabajando por dos pesos y alegrándose cuando encuentra un plato de milanesas como si fueran la felicidad. Si le decimos la verdad, alguna boludez va  a hacer, dejemos todo así. 
(M se pone el delantal y habla al cucharon que está sobre la mesa
M: Suerte hija.  Hoy haremos milanesas y el mundo será mejor.

Enrique Spinelli, 2015.

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