jueves, 28 de enero de 2016

Sueños con Katheryn

El viejo Solís sostiene que somos el sueño de otro. Algunos son soñados por un dios, otros por una gorda tetona, o una viejita mala onda. Todo va en suerte. En Balcarce todos son soñados ahí mismo. Soñadores y soñados van cambiando para evitar el aburrimiento, que es la única muerte posible. Todos desean ser soñados por Alcoyana, quien inclusive despierto tiene sueños preciosos. El infierno es ser soñado por el usurero Juan T Garchau. Alcoyana dice que puede ser que seamos solo sueños, pero además soñamos (ver su Poema a Olga: "Soñé que estaba dormido, soñando contigo en un sueño…”)


En el barrio del Alas Balcarceñas, todos tenemos siempre el mismo sueño. Vamos caminando por la 20, todo está en gris menos Katheryn que tiene su vestido rojo. Llegamos a su portal, nos saluda, nos da un beso, nos toma de la mano y nos lleva dentro de su casa, alcanzamos a ver la galería y puf, ahí todos nos despertamos. Todos tenemos el mismo sueño, pero todos soñamos cosas distintas. Cuando me despierto estoy convencido de que Katheryn me lleva para la quinta y me da unos besos entre los tomates. Elena afirma que es su hija, que se fue con un circo, que la lleva a la cocina a tomar unos mates. Pipo está seguro que es su mamá, que no conoció, que lo lleva al patio para ponerlo en una hamaca de mimbre. Soguita despierta siempre con una sonrisa; Katheryn lo lleva al fondo y le dice al oído el número que saldrá en la nocturna de Provincia. El número nunca sale, y Soguita sonríe porque tendrá que volver por otro…

Enrique Spinelli, 2015

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